NANSHE NANSHE NANSHE NANSHE
Era la hija de Enki (dios de la sabiduría, la magia y el agua) y Ninhursag (diosa de la tierra y la diosa madre). Fue creada con el objeto de llevar la justicia social, la paz, prosperidad, fertilidad y pesca a todo su pueblo. Como su padre, ella estaba
estrechamente asociada con el agua, dominaba lo que hoy en día es el golfo pérsico, y todos los seres marinos contenidos en él. Según la tradición, su padre Enki organizó el universo y la puso a cargo de los peces y la pesca. Su trono estaba situado en la ciudad de Nina, donde tenía su templo denominado Sirara.
En la mitología mesopotámica fue diosa de los sueños y las profecías. Habitual con la práctica del arte de la oniromancia, podía interpretar sueños e intuir el futuro de las personas. Debido a su categoría como profetisa, se le consideraba capaz de ver el futuro de los seres humanos y de las deidades. Zaqar, el mensajero de los
dioses, enviaba mensajes divinos a través de los sueños de Nanshe. Los manantiales del inframundo estaban asociados con la profecía, y Nanshe tenía una conexión especial con los mismos. Al menos una vez al año, Nanshe también participaba como juez de los actos de cada persona. Enseñó la habilidad de la interpretación de los sueños a los sacerdotes babilonios,
los cuales aprendieron esto después de pasar por una prueba simbólica de muerte y resurrección. Se dice que protegía a los huérfanos, a las viudas y a los pobres. Sus dos atribuciones principales son la justicia y la profecía onírica. Nanshe era el enlace entre la voluntad de los dioses y los actos de los seres humanos. Cuando una deidad quería comunicar algo a los mortales nunca lo hacía de forma directa, lo hacía a través de sueños. La única capaz de descifrar estos sueños divinos y aclarar los designios celestiales era Nanshe.
En la mitología mesopotámica fue diosa de los sueños y las profecías. Habitual con la práctica del arte de la oniromancia, podía interpretar sueños e intuir el futuro de las personas. Debido a su categoría como profetisa, se le consideraba capaz de ver el futuro de los seres humanos y de las deidades. Zaqar, el mensajero de los
dioses, enviaba mensajes divinos a través de los sueños de Nanshe. Los manantiales del inframundo estaban asociados con la profecía, y Nanshe tenía una conexión especial con los mismos. Al menos una vez al año, Nanshe también participaba como juez de los actos de cada persona. Enseñó la habilidad de la interpretación de los sueños a los sacerdotes babilonios,
los cuales aprendieron esto después de pasar por una prueba simbólica de muerte y resurrección. Se dice que protegía a los huérfanos, a las viudas y a los pobres. Sus dos atribuciones principales son la justicia y la profecía onírica. Nanshe era el enlace entre la voluntad de los dioses y los actos de los seres humanos. Cuando una deidad quería comunicar algo a los mortales nunca lo hacía de forma directa, lo hacía a través de sueños. La única capaz de descifrar estos sueños divinos y aclarar los designios celestiales era Nanshe.
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